02 de diciembre, 2019 16:07
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Víctor Fridman es un fanático del polo. Tanto él como su hijo Ramiro son hinchas anónimos, de esos que no vienen de familias relacionadas al deporte ni nada que se le parezca. Cómo ellos hay muchos, pero el caso de Víctor y Ramiro es particular y el hecho de viajar hasta Pilar un miércoles para poder vivir de cerca un nuevo partido de su equipo lo demuestra claramente. El polo despierta pasiones más allá de las raíces de cada uno. Leer más
Víctor Fridman es un fanático del polo. Tanto él como su hijo Ramiro son hinchas anónimos, de esos que no vienen de familias relacionadas al deporte ni nada que se le parezca. Cómo ellos hay muchos, pero el caso de Víctor y Ramiro es particular y el hecho de viajar hasta Pilar un miércoles para poder vivir de cerca un nuevo partido de su equipo lo demuestra claramente. El polo despierta pasiones más allá de las raíces de cada uno.