06 de mayo, 2016 14:39
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Los pibes de la calle que visita a diario lo llaman "Polaquito", como lo bautizaron sus "colegas" de la vida callejera, hace muchos años atrás. Ezequiel Rodríguez fue un de esos pibes de la calle hasta que un día dijo basta. Es fácil contarlo, pero no es sencillo transformar esas palabras en una realidad distinta a la de deambular todos los días por la ciudad y dormir donde se pueda, nunca al amparo de un techo más o menos digno. Ezequiel nos contó su historia de punta a punta; desde su nacimiento de desamparo hasta su presente de trabajador y voluntario social, ocupado y preocupado por que los pibes de la calle puedan darse la oportunidad que él se dio para salir de la marginalidad. Leer más
Los pibes de la calle que visita a diario lo llaman "Polaquito", como lo bautizaron sus "colegas" de la vida callejera, hace muchos años atrás. Ezequiel Rodríguez fue un de esos pibes de la calle hasta que un día dijo basta. Es fácil contarlo, pero no es sencillo transformar esas palabras en una realidad distinta a la de deambular todos los días por la ciudad y dormir donde se pueda, nunca al amparo de un techo más o menos digno. Ezequiel nos contó su historia de punta a punta; desde su nacimiento de desamparo hasta su presente de trabajador y voluntario social, ocupado y preocupado por que los pibes de la calle puedan darse la oportunidad que él se dio para salir de la marginalidad.