25 de octubre, 2019 09:38
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No suelo acordar con las expresiones del Presidente Macri, pero al inicio del último debate presidencial dijo algo cierto: “Viene otra etapa. Se discute en qué país queremos vivir”. Quiso instalar que elegir a Fernández era transformar Argentina en Venezuela, pero le estalló el modelo y referencia preferida, el de Chile. En un sincericidio, la esposa de presidente chileno, puso en el tapete sus ideas más profundas: la mayor rebelión social en la historia reciente de Chile, producto de un modelo basado en la explotación a fondo de los trabajadores y pobladores chilenos, es para ella una invasión alienígena; y la puso en el brete de disminuir sus privilegios. Objetivamente: el presidente hizo una intensa campaña en 30 días que sorprendió a propios y ajenos. Hizo campaña como si gobernase otro. Criticó a los que prometen pero realizó una promesa cada día. Fustigó el pasado (¿el de 2015?) y pintó un mundo agradable a partir del 1 enero 2020. “Ahora se viene la etapa del crecimiento, salarios y empleo”. Pero hay un problema: él es el presidente y debía gobernar para resolver la gravísima situación económico-social actual. Aún para los que el domingo voten por sus privilegios y la libertad (de disfrutar sus riquezas mientras otros viven sus miserias) es bueno mirarse en el espejo chileno: no se puede disfrutar eterna e impunemente de sus privilegios, mientras la mayoría queda con “la ñata pegada contra el vidrio”. Leer más
No suelo acordar con las expresiones del Presidente Macri, pero al inicio del último debate presidencial dijo algo cierto: “Viene otra etapa. Se discute en qué país queremos vivir”. Quiso instalar que elegir a Fernández era transformar Argentina en Venezuela, pero le estalló el modelo y referencia preferida, el de Chile. En un sincericidio, la esposa de presidente chileno, puso en el tapete sus ideas más profundas: la mayor rebelión social en la historia reciente de Chile, producto de un modelo basado en la explotación a fondo de los trabajadores y pobladores chilenos, es para ella una invasión alienígena; y la puso en el brete de disminuir sus privilegios. Objetivamente: el presidente hizo una intensa campaña en 30 días que sorprendió a propios y ajenos. Hizo campaña como si gobernase otro. Criticó a los que prometen pero realizó una promesa cada día. Fustigó el pasado (¿el de 2015?) y pintó un mundo agradable a partir del 1 enero 2020. “Ahora se viene la etapa del crecimiento, salarios y empleo”. Pero hay un problema: él es el presidente y debía gobernar para resolver la gravísima situación económico-social actual. Aún para los que el domingo voten por sus privilegios y la libertad (de disfrutar sus riquezas mientras otros viven sus miserias) es bueno mirarse en el espejo chileno: no se puede disfrutar eterna e impunemente de sus privilegios, mientras la mayoría queda con “la ñata pegada contra el vidrio”.