18 de junio, 2019 09:04
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Los poemas escritos en estado de frialdad tienen una ventaja: están escritos en estado de frialdad. El odio del vecino no entra ahí, ni el vecino atado a su odio y se puede alabar las bellezas del paisaje. Alabar es una palabra rara, lleva del ala al bar donde el estaño está mudo. Los poemas sin sangre tienen una ventaja: no tienen sangre, ni sacudones mortales o inmortales, ni la imperfección, la suciedad de todos. Eso cae y nada perturba a la tierra. A los poetas que practican esa visión y sin duda escriben hermosos poemas, habría que levantarles una estatua ciega que no se vea. Es bello su no estar. Todo está bien afuera de todo lo que está mal, intocado y lejos de la escritura, lejos, en un canto bajito. Leer más
Los poemas escritos en estado de frialdad tienen una ventaja: están escritos en estado de frialdad. El odio del vecino no entra ahí, ni el vecino atado a su odio y se puede alabar las bellezas del paisaje. Alabar es una palabra rara, lleva del ala al bar donde el estaño está mudo. Los poemas sin sangre tienen una ventaja: no tienen sangre, ni sacudones mortales o inmortales, ni la imperfección, la suciedad de todos. Eso cae y nada perturba a la tierra. A los poetas que practican esa visión y sin duda escriben hermosos poemas, habría que levantarles una estatua ciega que no se vea. Es bello su no estar. Todo está bien afuera de todo lo que está mal, intocado y lejos de la escritura, lejos, en un canto bajito.
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