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February 02, 2021 09:09
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A una semana de un hecho que generó muchísima repercusión en General Roca, la protagonista del mismo dialogó con SuperVerano (de lunes a viernes de 7 a 9 por La Super FM 96.3) y dio su versión de los hechos. Se trata de la instructora equina de Neuquén, Lucía Díaz Perez, quien el martes pasado llegó a la ciudad en su camioneta, ingresó en un negocio dedicado a la venta de automotores y efectuó más de cinco disparos, tras discutir con los propietarios del local, para luego retornar a la vecina provincia. Díaz Perez explicó que «mis padres y yo hace tres meses compramos una camioneta Fiat Toro. Se la compramos a Patagonia Cars, propiedad de Maximiliano Jalil Pantano y José Ignacio Cajarabilla. Le entregamos $400.000 primero y después $1.250.000. En menos de 15 días se canceló el vehículo. Ellos decían que mientras más rápido entregaremos el dinero, más rápido llegaría la camioneta». La mujer detalló que la compra de ese rodado se debe a que «mi mamá salió recién de una operación y por eso buscamos la Toro, porque es bajita como para que ella pueda subir. Ella volvió a caminar y quiere manejar nuevamente y por eso le queríamos comprar esta camioneta». Agregó Díaz Perez que en medio de la negociación todo parecía normal. «Jalil y Cajarabila nos mostraron la foto de la camioneta, de la agencia de autos. Hasta ahí todo perfecto. Pero, luego empezaron los problemas. A mi papá, de 76 años, lo hicieron ir a cualquier hora durante tres meses, y siempre lo dejaban plantado. La última vez fue el sábado (23/02) que lo dejaron esperando afuera de una parrilla en Neuquén hasta la 1.30 de la mañana y nunca fueron. Ese día me llamó mi papá -yo estaba en San Martín de los Andes- y me dijo me siento un viejo pelotudo. Me están tomando el pelo». «Ese mismo domingo volví y vi a mis papás muy mal. Fue una situación que tendría que haber sido de festejo, y terminó siendo una camioneta del caos», relató. Respecto al día donde efectuó los disparos en la céntrica galería de Roca, Díaz Perez detalló que «me fui para Roca luego de que me dejen plantada por enésima vez. Llegué a Roca, entré a la oficina, cerré la puerta y les dije quiero saber cuando va a estar mi dinero. De qué dinero nos hablas me dijeron. Ahí reaccioné y uno de ellos directamente salió corriendo. Discutimos, disparé y me fui». Sostuvo en este sentido que «es una situación movilizante la que estamos atravesando. Esto fue una estafa y una tomada de pelo. Aún al día de hoy estamos viviendo un calvario». Consideró Díaz Perez que «estoy desbordada, la plata es de lo menos. Mi papá viene de salir de un ACV. Mi vieja volvió a caminar y quiere volver a manejar. Y mirá cómo terminó todo». Read more
A una semana de un hecho que generó muchísima repercusión en General Roca, la protagonista del mismo dialogó con SuperVerano (de lunes a viernes de 7 a 9 por La Super FM 96.3) y dio su versión de los hechos. Se trata de la instructora equina de Neuquén, Lucía Díaz Perez, quien el martes pasado llegó a la ciudad en su camioneta, ingresó en un negocio dedicado a la venta de automotores y efectuó más de cinco disparos, tras discutir con los propietarios del local, para luego retornar a la vecina provincia. Díaz Perez explicó que «mis padres y yo hace tres meses compramos una camioneta Fiat Toro. Se la compramos a Patagonia Cars, propiedad de Maximiliano Jalil Pantano y José Ignacio Cajarabilla. Le entregamos $400.000 primero y después $1.250.000. En menos de 15 días se canceló el vehículo. Ellos decían que mientras más rápido entregaremos el dinero, más rápido llegaría la camioneta». La mujer detalló que la compra de ese rodado se debe a que «mi mamá salió recién de una operación y por eso buscamos la Toro, porque es bajita como para que ella pueda subir. Ella volvió a caminar y quiere manejar nuevamente y por eso le queríamos comprar esta camioneta». Agregó Díaz Perez que en medio de la negociación todo parecía normal. «Jalil y Cajarabila nos mostraron la foto de la camioneta, de la agencia de autos. Hasta ahí todo perfecto. Pero, luego empezaron los problemas. A mi papá, de 76 años, lo hicieron ir a cualquier hora durante tres meses, y siempre lo dejaban plantado. La última vez fue el sábado (23/02) que lo dejaron esperando afuera de una parrilla en Neuquén hasta la 1.30 de la mañana y nunca fueron. Ese día me llamó mi papá -yo estaba en San Martín de los Andes- y me dijo me siento un viejo pelotudo. Me están tomando el pelo». «Ese mismo domingo volví y vi a mis papás muy mal. Fue una situación que tendría que haber sido de festejo, y terminó siendo una camioneta del caos», relató. Respecto al día donde efectuó los disparos en la céntrica galería de Roca, Díaz Perez detalló que «me fui para Roca luego de que me dejen plantada por enésima vez. Llegué a Roca, entré a la oficina, cerré la puerta y les dije quiero saber cuando va a estar mi dinero. De qué dinero nos hablas me dijeron. Ahí reaccioné y uno de ellos directamente salió corriendo. Discutimos, disparé y me fui». Sostuvo en este sentido que «es una situación movilizante la que estamos atravesando. Esto fue una estafa y una tomada de pelo. Aún al día de hoy estamos viviendo un calvario». Consideró Díaz Perez que «estoy desbordada, la plata es de lo menos. Mi papá viene de salir de un ACV. Mi vieja volvió a caminar y quiere volver a manejar. Y mirá cómo terminó todo».
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