A nuestro querido Carlitos Duende.
Divulgador entusiasta utópico y distópico a la vez, narrador de anticipación, locuaz y lúcido cronista de lo invisible. Viajero Anacrónico, enlazador de dimensiones viviendo a destiempo. Un adelantado pasado de moda, extravagante, hippie, art Nouveau, posmoderno, futurista, de melena, chaqueta, camisa y morral.
Rey itinerante de los Elementales, morador casual de su pequeño gran castillo circular en el país de “Tierra Duende”. Amante de árboles y de hadas, amigo de magos-magas Druidas, miembro de cofradías de Elfos y Duendes flacos, desgarbados y despeinados a su imagen y semejanza, de rostros tallados a mano por el tiempo real, y de cuerpos joviales como el espíritu incansable del artesano.
Si no lo conociste en cualquier momento alguien te hablará de él. Si te lo cruzás aprovechálo porque estará de paso de comarca en comarca.
Carlos Fernández, Carlitos Duende para los amigos, hace unas horas comenzó a trepar el árbol de los frutos dorados, ese del cuento de hadas, que llega hasta el paraíso perdido donde todo es posible.
Querido amigo compañero de época, ¿justo ahora te las tomás, casi Era de acuario?
Ya sé hermano, ya sembraste el sendero, ya es primavera. Ya terminaste de trazar el círculo del consenso y nos pasaste el bastón de mando. Ahora sabemos que somos nosotros la gente que estábamos esperando.
Me quedo con el último abrazo, el más fuerte y prolongado en 18 años, en plena pandemia, ¡querido amigo, siempre a destiempo!
Entrañable Carlos, agradezco tu sabia amistad.
Gerardo Pereiro
Hasta siempre Carlitos Dur: 20:38
