RECUPERAR LA PALABRA
Cuando se debilita la palabra, cuando las conductas no se ajustan a lo dicho, y lo dicho no refleja el pensamiento, tornan tiempos difíciles para los pueblos.
Y si eso es malo en el plano personal -como cuando viene una que se apropia de las ideas de otros solo porque tiene Pazos en medios poderosos- tantísimo peor, es cuando el desfasaje entre dicho, hecho, y pensamiento, transciende al plano de lo público, que es la política, es decir, lo de todos.
Cristina Kirchner, la persona más amada por las mayorías populares, y la mas odiada por el poder real de la Argentina, propuso 4 ejes: renegociar la deuda con el FMI; Alianza entre lo público y lo privado; Reconstruir el pacto de Convivencia Democrática; Limpiar la corrupción del Poder Judicial y reformular el sistema de justicia.
Asistimos al maravilloso diálogo entre ella y el pueblo en la plaza colmada por quienes fuimos a escucharla porque ella “dice”, porque ella lo que dice “hace”, y en definitiva, ella “es”. Con grandes aciertos, y con sus errores, estuvimos ante una persona que habla de frente y soporta por ello la brutal embestida de una derecha despiadada que se reivindica como tal, y que, como no dudó en épocas dictatoriales, y no dudó cuando alentó a los desgraciados que quisieron asesinarla, tampoco dudará a la hora de apretar el gatillo sobre cualquier hijo, hija, o hije del pueblo que ose confrontarlos.
Que los recursos estratégicos hoy se denominen litio y agua, como antes fueron petróleo o trigo, es indistinto. La verdad es que quieren lo que vale para ellos, y que lo quieren todo.
La Corte y los medios masivos de comunicación se han erigido en brazos ejecutores del poder de facto gobernante. La Democracia está jaqueada a 40 años del fin de la sangrienta dictadura, y los poderes de antaño, renovados, hoy bailan la danza macabra de la revancha.
Que Cristina haya declarado su pertenencia al pueblo, para dejar ratificada la posición que signó su vida y la de Néstor, que ellos imprimieron a la década más feliz desde la recuperación de la Democracia, muestra lo delicado del momento: es hora de que las mayorías decidan tomar el bastón de mariscal y hacerse protagonistas de la historia, o por el contrario, que acepten someterse a vivir cien años de dolor y humillación.
La condena contra Cristina, su proscripción, y la persecución contra ella y su flia, es por la promesa que se gestaba en esa década. Hoy corresponde “romperse lo que hay que romperse”, a las organizaciones políticas y sociales del campo popular, la dirigencia, los referentes populares, y a la militancia, para defender a Cristina, defender el legado de Néstor, y construir y organizar la fuerza popular para que las palabras que recuperaron Néstor y Cristina: MEMORIA VERDAD Y JUSTICIA, Autoestima, Patria, Coraje, Futuro, no sean echadas de nuestra tierra.
Cristina señala el camino. Solo el pueblo, Salvará al Pueblo.