Días como el de ayer, en que se anuncia la inflación, deberían ser relatados por Osvaldo Príncipi, esa voz pasional y emotiva del box. Porque, y seguro que te debe pasar lo mismo, son jornadas que se viven como el final de una nueva pelea donde nos mandaron a la lona unas cuantas veces y no sabemos cómo pero nos levantamos.
El número de junio fue 2,7%. El acumulado de medio 2019, es decir, el primer semestre del año, 22,4%. Y si se mide de junio 2018 a junio 2019, de invierno a invierno, el total es de 55,8% ¿Esto quiere decir que un changuito que el invierno pasado costaba mil pesos hoy cuesta $1558? Y si. Coincido con vos que así se hace difícil mantener el centro del ring.
Sino, decime si no te pareció escuchar a Príncipi decir "madura el nocaut" cuando a fines del mes pasado fuiste a la farmacia. Ahí los precios aumentaron más del 5%, un golpe certero que dejó fuera de combate a al menos 13 de cada cien compradores. ¿Sabés quienes fueron los noqueados? Si, acertaste, los jubilados.
O admití si no te sentiste contra las cuerdas en la verdulería. "Es por la helada", se justificó el verdulero que es el mensajero de la mala noticia y la sufre tanto como vos.
Ni hablar de cuando fuiste a comprar yerba. Ahí, tengas la edad que tengas, te habrás acordado del "ni yerba de ayer, secándose al sol". Y si, no todo tango es nostalgia de un tiempo que ya pasó.
Por supuesto que muchos nos querrán hacer creer que el 2,7% de inflación para junio marca una desaceleración de los precios y que, aunque sea por medio punto, ganamos... ¿Ganamos? Pero... ¿No era que la suba descontrolada de precios de productos esenciales para la subsistencia iba a ser considerado golpe bajo? ¿cuándo los precios cuidados se convirtieron en "cuidado con los precios"?
Creo que por el momento nadie responderá ni a esa ni a otras preguntas. Así que sólo nos quedará, al menos por ahora, ir como buenos chichipíos a las duchas, al decir del gran Tato Bores, y sacarnos la calentura para planificar el nuevo combate.
Una pelea que ya estamos dando. Por eso vuelve a la cabeza la voz cantarina y pasional de Príncipi. Porque ya estamos de nuevo en el centro del cuadrilátero. Porque ya nos sacaron hasta el banquito y nos arrojaron un changuito más vacío que vaso de pesimista. Porque nos salva el orgullo y la resiliencia de ser argentinos y por eso no tiramos la toalla y estamos ahora a los saltos procurando acestarle, con nuestro sueldo peso mosca, una promoción a la mandíbula a esos precios pesados antes de que termine la campaña. Antes de que sólo nos quede esquivarle al nocaut.