Desde la militancia tenemos dos grandes batallas constantes. Por un lado,
levantar la voz de les más vulnerades social, política y económicamente
con el fin de llegar a una sociedad más justa; con derechos para que todes
tengamos las mismas oportunidades en la vida. Pero, además de esta gran
batalla, tenemos una constante y agotadora contra el discurso del odio.
Pareciera ser que, cuanto más avanzamos en materia de Derechos y
logremos un pequeño granito de justicia, hay ciertos grupos concentrados
de poder que no perdonan. Eso ya lo sabemos. El problema está en la
gente que es como une: que trabaja, que se formó en la escuela del
barrio, que tiene una familia y amistades… que repite, con asco, lo que
escucha en los medios de comunicación y se instala en su inconsciente.
Estos discursos del odio se refuerzan más cuando sale, por ejemplo, la Ley
de Cupo Trans, el Matrimonio Igualitario, la ley por el aborto seguro, legal
y gratuito. Cuando un pibe de barrio cuenta que pudo salir adelante
gracias a un programa del Estado o cuando vemos que les pibes están en
las escuelas estudiando con la panza llena. Ahí reflotan las diferencias y
generan estos pensamientos repulsivos: "¿por qué el lenguaje inclusivo?";
"¿qué chica ahora decide por ella misma?"; "¿por qué hay gente que se
considera no binaria?"; "¿quién te dijo a vos que podes elegir qué desear?";
"¿cómo que salís adelante siendo un pibe de barrio?"; "¿no te drogas ni
robas?".
Estos discursos están llenos de miedo, de miedo de aquellos que tienen
poderes que no quieren perder; y ellos saben que está mal que los
concentren, está mal el monopolio y homogeneizar todo. Así es como
operan desde los medios de comunicación para ganar seguidores que
repitan sin pensar o para bancar una presidencia neoliberal.
Por eso tenemos que apostar a la educación de la solidaridad que se trata,
ni más ni menos, de saber que hay une otre diferente y que no es invisible.
Reforzar el enriquecimiento personal y colectivo que produce la
diversidad, la inclusión, el poder elegir lo que queres de tu vida y poder
convivir con le otre.
Desde los medios de comunicación popular, y en cada espacio donde nos
encontremos, tenemos que deconstruir estos odios instalados y quitarle el
velo ¿por qué genera tanto miedo la otredad? Si al fin y al cabo, con le
otre nos encontramos, nos repensamos y somos.